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Buscar motivos para decir que esta foto es bella puede ser hasta cansino, ya que basta mirarla para disfrutar. Composición perfecta, magnífico equilibrio entre claros y oscuros, impecable juego de líneas que llevan la mirada cómodamente de un sitio a otro... Para mí es de esas fotos que cuando se ven por primera vez, la impresión que dejan es apabullante. Antes incluso de detenerte para analizarla.
Henri Cartier-Bresson viajó por el mundo con una Leica colgada al hombro. Disparaba con objetivo de 50mm y nunca reencuadraba al revelar, sino que positivaba siempre los negativos completos, tal y como se dispararon. Cuando murió ya se había inventado el Photoshop, pero para entonces ya no hacía fotografías...
A ver si os animáis a criticar una foto. Para ponerlo más fácil, aquí hay un montón de fotos de Cartier-Bresson. Con estas imágenes jugamos sobre seguro.